7 sept 2009

Arrástrame al infierno (2009)


Como director y guionista, Sam Raimi vuelve a sus orígenes en esta película de terror con toques de humor.

Sinopsis: Una joven debe desalojar a una anciana de su hogar por falta de pago. A raíz de esto será víctima de una maldición sobrenatural, la cual convertirá su vida en un verdadero infierno.

En 1981, Sam Raimi se juntó con sus amigotes para filmar Evil Dead, un film de terror independiente con toques de gore y una estética muy ochentosa (con zombies chorreando líquidos viscosos incluido). La película tuvo un inusitado éxito y años después continuó con dos secuelas: Evil Dead 2: Dead by Dawn (1987) -que, más que secuela, resultó ser una especie de remake con mayor presupuesto-, con escenas realmente sacadas y grotescas, mezclando terror y humor; y Evil Dead 3: Army of Darkness (1993), que terminaba la trilogía en una vuelta delirante, completamente volcado a la parodia, muy lejos ya del estilo del primer film.
La estrella de estas películas fue el histriónico Bruce Campbell, un actor de culto de películas serie B -que no deja de sumar seguidores-, amigo de Sam Raimi y a quien el director incluyó como actor de reparto en su loable trilogía de Spider-man (en la primera era el presentador durante la pelea del ring, en la segunda fue el acomodador del teatro, y en la tercera el Maitre del restaurante).

Alejado temporalmente de la saga del arácnido, Raimi escribió juntó a su hermano el guión de Drag me to Hell. La trama es sumamente simple. El film no busca otra cosa que entretener durante 90 minutos al espectador. Como principal defecto podemos mencionar la ausencia del clásico cameo de Bruce Campbell...
En su lugar, Raimi pone a la desdichada Christine (Alison Lohman, para nada carismática pero correcta en su papel) que luego de recibir la maldición sufrirá mil y un penurias. Clay, el novio de Christine, es otra cara conocida: Justin Long (He´s just not that into you, Live Free or Die Hard), aunque en esta ocasión está algo desaprovechada su facéta más cómica.

En conclusión, el film ofrece buenos momentos de susto; con economía de recursos, Raimi vuelva a demostrar lo talentoso que es como director. La banda sonora ayuda a crear los climas. Para los fanáticos del género: no esperen repetir la audacia y desenfreno que ofrecía el director en su trilogía ochentosa. Aún así, los numerosos gags de grotesco y extraño humor bizarro hacen que Drag me to hell se despegue del chato y mediocre cine de terror actual.