2 oct 2016

The Magnificent Seven (2016)


Un Western lleno de grandes figuras que recrea muy dignamente el clásico de 1960, una superproducción impecable con la mano certera de Antoine Fuqua en la dirección.

Sinopsis: En la América posterior a la Guerra Civil, en pleno Salvaje Oeste, un pequeño pueblo mexicano llamado Rose Creek es asediado constantemente por el ataque continuo de pandillas de bandidos. Siete hombres armados del lejano oeste, eventualmente unen sus fuerzas para proteger un poblado de salvajes ladrones.

Las grandes superproducciones y el cine de género hicieron de Hollywood un fenómeno mundial, una referencia inequívoca del séptimo arte. Particularmente el Western es el género americano por excelencia, donde directores como John Ford, Howard Hawks o Clint Eastwood han hecho escuela. Y aunque su época de esplendor ha quedado atrás, cada año siguen saliendo varios de estos films que cuentan con un público fiel. Directores como Tarantino -y su eterno amor al cine de Sergio Leone- mantienen al género más vivo que nunca. Y también las remakes han demostrado ser refrescantes cuando caen en buenas manos; casos como 3:10 to Yuma (2005) de James Mangold o True Grit (2010) de los hermanos Coen son claros ejemplos.
Era cuestión de tiempo de que la remake de un clásico como The Magnificent Seven (1960) de John Sturges llegara a las grandes salas. Y llega con una producción muy cuidada y con grandes figuras que hacen que el producto final sobresalga de la media. Llama la atención la cantidad de actores de primera linea involucrados, y es un disfrute verlos lucirse en sus respectivos personajes.
Peter Sarsgaard compone a un villano clásico, cruel, cobarde, miserable; y está tan bien en su papel que poco importan los clichés. Algo similar pasa con Denzel Washington que repite un personaje que recuerda a otros papeles de su carrera pero poco importa, su presencia en la pantalla es absoluta y lleva adelante la película. Aparte que repite la dupla con el director Antoine Fuqua, con quien ya trabajó en Training Day (2001) y The equalizer (2014), dos films de acción soberbios. Así que la dupla confirma que son garantía de entretenimiento del bueno. 

Lo interesante de esta reversión es que actualiza ciertos elementos como la diversidad en las razas de los protagonistas, la presencia de un personaje femenino fuerte o que el villano sea un blanco hacendado (y no un ladrón mexicano). Otros elementos del argumento fueron modificados para que haya una coherencia que en el clásico de Sturges no había, un poco por la época y otro poco por el tono liviano de aquel film (que se trate de un pueblo minero en vez de un pueblo de agricultores, por ejemplo). Incluso el tono de los personajes principales es mucho más oscuro que en la original, donde preponderaba cierta liviandad. Eli Wallach era un villano simpaticón al lado del delicioso psicópata que interpreta Sarsgaard.
Chris Pratt también está lejos de Steve Mcqueen. Aunque por momentos el registro de Pratt se incline hacia la comedia, su personaje no es para nada agradable, todo lo contrario. Sin embargo, su brutalidad siempre termina por justificarse dentro de ese contexto: un lejano oeste árido, cruel, que no perdona al débil. Así que, de alguno modo, hablamos de supervivientes que deben cargar sus culpas bien adentro para poder seguir adelante.
El film juega todo el tiempo con esa figura del antihéroe en busca de expiación. Estos siete magníficos son personajes quebrados, sufridos. Todos excepcionales, con gran destreza en el combate pero moralmente ambiguos; cada uno lleva su propia trágica historia. Y encuentran cierto tipo de redención al intentar salvar a este indefenso pueblo minero. Completan el elenco Ethan Hawke, Vincent D'Onofrio, Byung-hun Lee, Luke Grimes, Haley Bennett. Todos muy bien en sus papeles.


En Los Siete Magníficos todo es épico: la fotografía, la música, el guión, las actuaciones;  y todo está tratado con mucho cuidado y un gran respeto por un género que pareciera anacrónico pero que, en las manos correctas, puede ser todavía emocionante. Antoine Fuqua supo mantener todos los elementos que conforman al Western y aún así -teniendo en cuenta el desgaste de ciertos clichés ineludibles- sostener la atención del espectador con un ritmo frenético, lleno de acción y de tensión (los grandes directores saben como tratar los géneros clásicos y hacerlos propios, recuerden sino a James Wan en The Conjuring). 
En conclusión, esta remake ofrece dos horas de puro entretenimiento, y además homenajea de la mejor manera posible un legado cinematográfico que sigue teniendo hoy gran peso y vigencia. Una dirección apasionada y soberbia, unas actuaciones memorables, una superproducción como las de antes. Muy recomendable.