30 dic 2016

Doctor Strange (2016)


Una historia de origen con un fuerte sentido de la aventura. La última película de la factoría Marvel nos introduce a un nuevo (viejo) héroe con todo el despliegue visual al que ya nos tienen acostumbrado.

Sinopsis: Después de que su carrera se destruyera, un brillante pero arrogante cirujano comienza un nuevo camino, cuando un hechicero lo toma como aprendiz y lo entrena para defender al mundo del mal.


Marvel Studios ha creado su propia trampa. Su fórmula parece ser efectiva pero es repetida alevosamente, al pie de la letra, en cada una de sus películas. No es que el director Scott Derrickson (The Exorcism of Emily Rose, Sinister) haya hecho mal su trabajo, todo lo contrario. Doctor Strange es un producto ameno, divertido y bien narrado. Y si podemos pasar de su tono liviano y frívolo, y olvidarnos que se trata del producto de una corporación que busca vendernos muñecos y merchandising, entonces es posible que disfrutemos de las casi 2 horas de puro entretenimiento sin culpas.
Siempre podemos quedarnos con la historia, con el cuentito: el camino (del héroe) del arrogante Doctor hacia terrenos desconocidos hasta convertirse en el hechicero que, sabemos, está destinado a convertirse. La aventura, la lucha entre el bien y el mal, el sacrificio, la moraleja final. Podemos quedarnos con las actuaciones, Benedict Cumberbatch es enorme y sabe como dotar a su personaje de muchas y sutiles facetas. Rachel McAdams -Christine Palmer, el interés romántico- y Mads Mikkelsen -Kaecilius, el villano de turno- cumplen sin sobresalir (muchos han remarcado la falta de villanos de peso en el universo Marvel, siendo Loki prácticamente la única excepción).
También cumple su parte Benedict Wong como Wong y Chiwetel Ejiofor como Mordo.
Pero la que merece una mención aparte es Tilda Swinton como The Ancient One. Recrea uno de los personajes más interesantes y complejos (bah, todo lo complejo que puede ser dentro de este entretenimiento) del film. Recuerda a la figura del mentor que, más allá de su poder y sabiduría es también humano.
Todos estos personajes nada tienen que ver con sus versiones de historieta. Pero al ser Doctor Strange un personaje de segunda línea, se han tomado la libertad de alterar orígenes y características fundamentales en casi todos ellos sin que nadie se ofenda. 

Otro rasgo para apreciar son los efectos especiales (¿era lo esperable, no?). La peli combina muy bien los hallazgos de Inception (2010) e incluso de Ant-man (2015) y los multiplica para que nos estalle la cabeza en varias secuencias de tono lisérgico. 

Aunque la faceta mística del film no se desarrolla tanto como uno esperaba, sí podemos, hilando muy fino, quedarnos con alguna de sus reflexiones: nuestro lugar en el universo, la visión que tenemos de nosotros mismos y el cambio que podemos lograr (en nosotros y el mundo que nos rodea), el tiempo y su paso inexorable. Están ahí también, claro, las alusiones a preceptos de la filosofía oriental, que chocan de lleno con el materialismo consumista que hoy reina en nuestra tullida cultura occidental.


UNA REFLEXIÓN
Un fenómeno -que pareciera ajeno pero no lo es, en absoluto- es la actitud de la gente en el cine. Simplemente no pueden "meterse" en la película. El shopping como templo, el pochoclo y la gaseosa, el celular prendido... La aventura está ahí para quien quiera disfrutar de ella, lamentablemente lograr esto es cada vez más difícil. Subestimar a los espectadores llenando estas propuestas con azucar, chistes y luces de colores no creo que ayude. Doctor Strange le debe mucho a los (hoy) clásicos del cine de aventuras. Steven Spielberg e Indiana Jones, Lucas y Star Wars, Carpenter y sus delirios más encantadores -como Big Trouble in Little China (1986)-; pero da la sensación de que, no sólo se está perdiendo la voz autoral en el cine industrial, también se está perdiendo al público. Ese público apasionado y pensante, inclusive con sentido crítico, pero siempre dispuesto a dejarse asombrar, sin cinismo ni prejuicios, listos para que una película (una visión del mundo) nos entretenga (¡si!) pero también nos emocione y hasta, tal vez, nos haga reflexionar.

El género de superhéroes es, antes que nada, sólo eso: un género. Estos productos pasatistas son un espejo de la sociedad y, tarde o temprano, películas tan livianas como esta Doctor Strange serán la base para la llegada de un nuevo cine de entretenimiento, más jugado, con otro contenido y desarrollo. Sólo esperemos que el público esté ahí para recibirlo.

2 oct 2016

The Magnificent Seven (2016)


Un Western lleno de grandes figuras que recrea muy dignamente el clásico de 1960, una superproducción impecable con la mano certera de Antoine Fuqua en la dirección.

Sinopsis: En la América posterior a la Guerra Civil, en pleno Salvaje Oeste, un pequeño pueblo mexicano llamado Rose Creek es asediado constantemente por el ataque continuo de pandillas de bandidos. Siete hombres armados del lejano oeste, eventualmente unen sus fuerzas para proteger un poblado de salvajes ladrones.

Las grandes superproducciones y el cine de género hicieron de Hollywood un fenómeno mundial, una referencia inequívoca del séptimo arte. Particularmente el Western es el género americano por excelencia, donde directores como John Ford, Howard Hawks o Clint Eastwood han hecho escuela. Y aunque su época de esplendor ha quedado atrás, cada año siguen saliendo varios de estos films que cuentan con un público fiel. Directores como Tarantino -y su eterno amor al cine de Sergio Leone- mantienen al género más vivo que nunca. Y también las remakes han demostrado ser refrescantes cuando caen en buenas manos; casos como 3:10 to Yuma (2005) de James Mangold o True Grit (2010) de los hermanos Coen son claros ejemplos.
Era cuestión de tiempo de que la remake de un clásico como The Magnificent Seven (1960) de John Sturges llegara a las grandes salas. Y llega con una producción muy cuidada y con grandes figuras que hacen que el producto final sobresalga de la media. Llama la atención la cantidad de actores de primera linea involucrados, y es un disfrute verlos lucirse en sus respectivos personajes.
Peter Sarsgaard compone a un villano clásico, cruel, cobarde, miserable; y está tan bien en su papel que poco importan los clichés. Algo similar pasa con Denzel Washington que repite un personaje que recuerda a otros papeles de su carrera pero poco importa, su presencia en la pantalla es absoluta y lleva adelante la película. Aparte que repite la dupla con el director Antoine Fuqua, con quien ya trabajó en Training Day (2001) y The equalizer (2014), dos films de acción soberbios. Así que la dupla confirma que son garantía de entretenimiento del bueno. 

Lo interesante de esta reversión es que actualiza ciertos elementos como la diversidad en las razas de los protagonistas, la presencia de un personaje femenino fuerte o que el villano sea un blanco hacendado (y no un ladrón mexicano). Otros elementos del argumento fueron modificados para que haya una coherencia que en el clásico de Sturges no había, un poco por la época y otro poco por el tono liviano de aquel film (que se trate de un pueblo minero en vez de un pueblo de agricultores, por ejemplo). Incluso el tono de los personajes principales es mucho más oscuro que en la original, donde preponderaba cierta liviandad. Eli Wallach era un villano simpaticón al lado del delicioso psicópata que interpreta Sarsgaard.
Chris Pratt también está lejos de Steve Mcqueen. Aunque por momentos el registro de Pratt se incline hacia la comedia, su personaje no es para nada agradable, todo lo contrario. Sin embargo, su brutalidad siempre termina por justificarse dentro de ese contexto: un lejano oeste árido, cruel, que no perdona al débil. Así que, de alguno modo, hablamos de supervivientes que deben cargar sus culpas bien adentro para poder seguir adelante.
El film juega todo el tiempo con esa figura del antihéroe en busca de expiación. Estos siete magníficos son personajes quebrados, sufridos. Todos excepcionales, con gran destreza en el combate pero moralmente ambiguos; cada uno lleva su propia trágica historia. Y encuentran cierto tipo de redención al intentar salvar a este indefenso pueblo minero. Completan el elenco Ethan Hawke, Vincent D'Onofrio, Byung-hun Lee, Luke Grimes, Haley Bennett. Todos muy bien en sus papeles.


En Los Siete Magníficos todo es épico: la fotografía, la música, el guión, las actuaciones;  y todo está tratado con mucho cuidado y un gran respeto por un género que pareciera anacrónico pero que, en las manos correctas, puede ser todavía emocionante. Antoine Fuqua supo mantener todos los elementos que conforman al Western y aún así -teniendo en cuenta el desgaste de ciertos clichés ineludibles- sostener la atención del espectador con un ritmo frenético, lleno de acción y de tensión (los grandes directores saben como tratar los géneros clásicos y hacerlos propios, recuerden sino a James Wan en The Conjuring). 
En conclusión, esta remake ofrece dos horas de puro entretenimiento, y además homenajea de la mejor manera posible un legado cinematográfico que sigue teniendo hoy gran peso y vigencia. Una dirección apasionada y soberbia, unas actuaciones memorables, una superproducción como las de antes. Muy recomendable.


20 sept 2016

Irrational Man (2015)



Apática, monótona e insoportablemente forzada, esta comedia de Woody Allen se hace difícil de sobrellevar. Una idea interesante, una ejecución desastrosa.

Sinopsis: En el campus de la universidad de un pequeño pueblo, un profesor de filosofía en plena crisis existencial le da un nuevo propósito a su vida cuando inicia una relación con una de sus estudiantes.


Woody Allen se volvió monótono y aburrido. Está viejo y se está repitiendo de una manera muy alevosa. Gana cuando juega y se divierte con los personajes, como pasaba en Midnight in Paris (2011) -donde además contaba con el carisma de Owen Wilson-. En este film, Abe Lucas (Joaquin Phoenix) debería ser un personaje interesante, pues así lo demanda la trama, así es como todos los ven. Sin embargo no lo es, en absoluto. No lo es para el espectador, y mostrarnos una escena detrás de otra con personajes secundarios declamándolo de forma tan obvia no cambia ese hecho, ¡es un personaje aburrido!. Y Emma Stone está perdida en su interpretación; no es una gran actriz, pero se nota que tampoco estuvo bien dirigida. 

La gran falta de esta producción es que las cosas son simplemente declamadas por los personajes, en sus diálogos, en las voces en off. Es agotador. La información no para nunca de llegar -un bombardeo constantes de palabras y más palabras, todo el tiempo-; es el único recurso que hace avanzar la trama. ¡Y eso que la película dura 1 hora y media! pero no por eso se siente más corta... al contrario, Woody parece estar tan apurado (seguro porque ya está pensando en su próximo film) que no deja que la acción avance a un ritmo natural. 
Un ejemplo concreto (y sepan disculpar el SPOILER) es cuando, después de media película de tensión sexual entre Abe y su alumna, finalmente se concreta el encuentro. La solución cinematográfica de Allen es ir con un corte directo: nos muestra un salto de ellos en el restaurant a ellos en la cama y...¡ya están hablando! El hecho se consumó en la elipsis más corta en la historia del cine. 
Woody Allen se pierde todas las oportunidades de desenvolver el conflicto y las acciones cinematográficamente (y lamentablemente no se trata de una obra literaria o una obra teatral). Uno como espectador no tiene tiempo para disfrutar los momentos, para dejarse llevar por la historia; es al revés, la historia se lo lleva puesto a uno.
Es triste ver como uno de los más notables directores de cine falle tan alevosamente en la ejecución. La película salta de un plano medio a otro (no hay planos generales, ni planos detalle), no hay juegos de cámara, no hay tiempo para que se luzcan las actuaciones o se desarrollen los personajes. Los diálogos tampoco son buenos, se sienten forzados -por momentos de hecho me daban vergüenza ajena-. Para colmo el guión está lleno de "casualidades", encuentros fortuitos entre los protagonistas y otros personajes, sólo para que la historia llegue rápido hasta el desenlace que Woody tenía en mente (por cierto, un pobre final, sin riesgo alguno).

Phoenix había comentado en una entrevista lo "práctico" que era Woody Allen en referencia a lo que mostraba en pantalla: si quería mostrar a un personaje como médico simplemente le colgaba un estetoscopio al cuello. Viendo Hombre irracional esas palabras del actor llegan a un significado muy concreto. Así se siente el film, apurado, forzado, sin sustancia. El profesor universitario Abe Lucas busca un motivo para vivir, tal cual esta película. Su razón de ser es inexplicable más que en la propia verborragia vacía del director que pareciera repetirse hasta el hartazgo sin poder hallar nada interesante que contar.

Como todo es llevado a la fuerza hacia ese absurdo final, el film se siente como un chiste estirado. Como comedia no es divertida y difícilmente llega a la profundidad de un drama. Y ni siquiera el elemento policial (el crimen) le agrega esa tensión que tan bien supo aprovechar en Match Point (2005). Las coincidencias con esa y la mediocre Scoop (2006) son más que evidentes. Su último trabajo digno, Blue Jazzmin (2013), pareciera estar a años luz de distancia.
Igual, extrañamos al clásico director...
Woody, fuiste grande alguna vez, ahora tan sólo deberías descansar y tomarte unos largos, largos años sabáticos.

19 sept 2016

The Nice Guys (2016)


Entretenida comedia escrita y dirigida de Shane Black. Una buddy movie como ya no se ven, un policial de tono retro que no se toma para nada en serio.

Sinopsis: Jackson Healy, un detective privado y Holland March, un oficial de la policía se unen luego del sospechoso suicidio de una estrella porno en decadencia. Sospechoso, porque la tía de la víctima asegura haberla visto viva luego de que la noticia saliera en todos los medios. March decide investigar el caso porque necesita dinero, y en pocos días aparece metido en medio de una conspiración.


Shane Black vuelve a las andanzas con una comedia policial (básicamente el único género que le conocemos pero que tan bien sabe manejar) ambientada en los setenta, en Los Angeles. La primer mitad del film construye muy bien la intriga, presenta a los personajes y el caluroso y estrambótico ambiente de aquel momento, que ya vimos en incontables películas -todavía tengo muy fresca en la memoria Inherent Vice (2014)-. Todo muy dentro del género noir, lleno de los clichés que suelen tener este tipo de películas, pero con la agradable sorpresa de no tomarse demasiado en serio. El gran acierto de esta producción está en el casting: Russel Crowe y Ryan Gosling forman una dupla cómica memorable. Un matón de poca monta con anhelos de redención y un torpe y mediocre detective privado, respectivamente, cuyos caminos se cruzan por azar. Pero el caso de una actriz porno desaparecida los forzará a unirse para develar lo que pareciera ser algo más profundo y complejo, tal vez una conspiración.
Si, todo avanza sobre terreno conocido. Por eso, los logros del film se apoyan sobre todo en el desarrollo de los personajes principales, en la conformación de esa sociedad apurada pero, casi por azar, efectiva. 
Black le saca el jugo a sus puntos fuertes, todo recuerda a sus trabajos anteriores. Allí están los rasgos más salientes de sus buddy movies, Lethal Weapon (1987) o The Last Boy Scout (1991); pero sobre todo Kiss kiss bang bang (2005). El escenario y el dúa que conformaban Robert Downey Jr. y Val Kilmer están muy muy presentes en The Nice Guys. Aunque en este caso no hay -¡gracias a Dios!- un subplot romántico, esta sociedad tiene una tercer pata representada por Holly, la hija del detective March (Goslin), una especie de Penny para el inspector Gadget. Una joven promesa de la actuación, la labor de Angourie Rice es notable y tiene momentos memorables.

La segunda mitad del film se pavonea entre el absurdo y la autoparodia, lo que dinamita en gran medida lo que tan bien se construyó en la primer mitad. No se pierde el disfrute en ningún momento, pero sí da la sensación de que Black se perdió en cierta medida una oportunidad de cerrar mejor su producto. Los personajes de Kim Basinger y Matt Bomer están dentro de ese universo exagerado y se sienten desaprovechados. Goslin, siempre al límite de la sobreactuación, comienza a recordar a Guillermo Francella o Emilio Disi. Sobre el final, el tono exagerado acerca la cinta a Rush Hour (1998) o incluso Tommy Boy (1995), aunque todavía quedan lejos productos más industriales e impersonales como 21 Jump Street (2012). La voz autoral de Shane Black todavía está ahí, intacta.

Nos quedamos con la química entre los dos actores que supieron componer una dupla querible, algunas escenas hilarantes y muy buenos diálogos (¡el del ascensor!). Esperamos volver a ver a estos buenos muchachos.

31 ago 2016

Suicide Squad (2016)


Esperada película que extiende el universo fílmico de DC/Warner Bros. de la mano precisa y certera de David Ayer. Entretenida pero decepcionante en muchos aspectos. 

Sinopsis: Un grupo de villanos, con habilidades letales y mágicas recibe la oferta del gobierno para redimirse, a través de una peligrosa misión, que podría terminar por matarlos a todos. 


HOLY SPOTS!
Un fenómeno curioso que se viene dando cada vez más seguido es la sobrecarga de material promocional que, irónicamente, termina perjudicando la experiencia cinematográfica. El increíble poder del aparato publicitario de estas producciones ha crecido a niveles ridículos, y las redes sociales han alimentado a este monstruo fuera de control. Se generan altísimos niveles de hype que afectan, ya no sólo al fandom comiquero (y ya sabemos con que facilidad pueden jugar con nuestra ansiedad), sino a cualquier mortal desprevenido. Teasers, trailers, spots de tv, promos de facebook, youtube e instagram sobreestimulan nuestros sentidos y aseguran nuestra presencia en la sala de cine (las pre-ventas son otro síntoma de este fenómeno, o incluso las avant premiere, porque lo importante no es ver la peli, sino verla primero y antes que nadie). ¿Pero a qué precio? El costo a pagar es enorme porque ese material se instala en nuestra cabeza y genera una especie de película paralela, cargada con nuestra experiencia y nuestras expectativas. La sorpresa y el disfrute despojado y virgen de estos productos es, hoy, prácticamente imposible para un espectador promedio.
En el caso concreto de Suicide Squad, el material promocional le ha hecho mucho daño al producto final. La película carece de profundidad, de un buen desarrollo de personajes o incluso de un argumento medianamente coherente. Es un estridente video-clip cargado de color, violencia y efectos especiales. Todo bien hasta ahí, con un balde de pochoclos y unos lentes 3D la experiencia debería alcanzar para ser satisfactoria. Sin embargo, por más que desconectemos nuestros cerebros por 2 horas, los chistes que ya conocemos no surten el mismo efecto. Los planos y las escenas que ya vimos no se resignifican en el desarrollo del film pues, son sólo eso y nada más. 

EL ESCUADRÓN DE HARLEY
A estas alturas ya nadie puede negar lo obvio, la película es enteramente de Harley Quinn/Margot Robbie. Uno de los grandes aciertos de esta producción fue el casting y en este caso se dió lo que pocas veces pasa, cuando ya es imposible separar al personaje de la persona que lo interpreta (Tony Stark/Robert Downey Jr. es el ejemplo más cercano y obvio). El otro gran atractivo del film fue la interpretación de Jared Leto como el nuevo Joker, que aquí es un personaje completamente secundario pero que promete mucho para futuras entregas. Esta fue una de las grandes decepciones ya que el motor mediático prometía más Joker pero lo único que se ve en la película es lo que ya vimos en los adelantos. Su versión se despega de las anteriores (lo que es un acierto) pero por obvias razones no se llega a ver todo el potencial que podría dar este personaje. 
Los otros protagonistas son Rick Flag/Joel Kinnaman y Deadshot/Will Smith, que cumplen dignamente con personajes sosos y llenos de clichés pero que hacen avanzar la trama. Sorprende un personaje complejo e interesante como es el de Amanda Waller, muy bien caraterizada por Viola Davis. El escuadrón se completa con personajes olvidables como Capitan Boomerang, Killer Crock o Katana. O incluso el personaje de El Diablo al que intentan dotar de cierta profundidad pero lo hacen tarde y mal. Es poco probable que el espectador puede empatizar con estos personajes. Pareciera que están para hacer bulto, soltar chistes (que ya conocemos) y no mucho más.

Las grandes falencias del guión se reducen a decisiones básicas y estructurales. El conflicto principal está muy bien integrado a este nuevo universo de DC comics, donde los metahumanos son vistos como una amenaza, por eso el villano de turno es... ¡una bruja! (Enchantress/Cara Delevingne, otro personaje olvidable), así que el gran conflicto ya se aleja de la intriga y el espionaje que podría asociarse a las primeras versiones del escuadrón en el cómic. El primer acto nos presenta a todos los personajes, en un ritmo frenético que no para nunca, similar a las películas de Guy Richie. El segundo acto parece estancar la película, vemos al escuadrón recorrer esta zona de guerra donde se perpetuan escenas de acción que son, en definitiva, el único atractivo de esta producción (Fuerzas militares enfrentándose a estas extrañas criaturas me recordaron por momentos a estar viendo un videojuego, en la onda de Resident Evil).
El guión fuerza situaciones para que los protagonistas terminen de conformarse como un equipo y llegar así al tercer y último acto: la lucha final, el enfrentamiento épico de nuestros héroes contra el villano, donde forzosamente veremos todos los elementos que conforman al género superheroico (si, incluidos una bomba, un sacrificio, etc etc... recuerden Avengers, The Dark Knight Rises y demás).

David Ayer es un director y guionista que ha probado ya su efectividad en el cine de género. Sin embargo su talento se ve filtrado por una mala edición (se nota el tijeretazo de los productores), una mala promoción (te venden otra cosa, incluso usando material que luego no aparece en el corte final) y un montón de escenas que sólo están para ampliar el universo fílmico que DC/Warner está empezando a construir. 
La sensación de trailer extendido ya lo vivimos con Batman v Superman y aquí se repite. Es común el manoseo del material por ejecutivos, por encima del trabajo del director. Edgar Wright en Ant-man, Sam Raimi en Spider-man 3, Josh Trank en Fantastic Four y la lista sigue. Esta película confirma una clara tendencia, las franquicias son un mero producto comercial donde la voz autoral del director es menoscabada.
Todavía hay esperanzas de encontrar puntos intermedios, un producto comercial no tiene que carecer necesariamente de atributos artísticos. El claro ejemplo es Guardians of the Galaxy (2014), cuyas similitudes están a la vista -incluída una banda sonora muy cool-. El Escuadrón Suicida es una comedia de acción con personajes marginales desconocidos por el gran público, criminales que terminan conformando un grupo que se redime salvando al mundo. La diferencia es que James Gunn tuvo la inteligencia de usar el anonimato de estos personajes en su favor, sus historias son nuevas y frescas y cada uno va ganando su lugar en la historia para terminar, efectivamente, como un grupo establecido y conformado gracias a la aventura que les toco vivir. Evolucionan y cambian y uno, como espectador, les toma cariño. Parece fácil, pero no lo es, en absoluto (levanten la mano quien quiere volver a ver al Capitan Boomerang haciendo chistes junto a Katana y Killer Croc).

En conlusión, Warner se ha perdido -¡otra vez!- una gran oportunidad. Con todos los elementos sobre la mesa para armar una gran película, nos ofrecen un entretenimiento más. Una película pasatista que se olvida en el momento que dejás la sala de cine. Entretenida, divertida... ¡si! Grasa, cabeza, obvia... ¡por supuesto! En comparación con el aborto que fue Batman v SupermanSuicide Squad presenta una leve mejoría (lo que muchos esperaban de una peli de superheores, humor, acción, sin contenido pero por lo menos divertida y más liviana). Marvel Studios creo un estilo efectivo del que Warner intenta despegarse, para generar una identidad propia. Llega tarde y estos productos se ven defectuosos, improvisados. Por suerte hay muchos elementos que se pueden rescatar, el arte, el vestuario, la producción en general está muy bien. Y lo mejor de la película, los personajes que ya tienen, sino nuestra aprobación (el fandom es quisquilloso), al menos nuestra atención: Joker y Harley Quinn. La enfermiza historia de amor que hace grandes a estos personajes y que con unas pocas escenas bastan para engancharte (comparen sino la relación de Rick Flag y June Moone).


Para cerrar, ¿se acuerdan de Bruce Wayne sonriendo e invitándonos a visitar Gotham City en un aviso de Turkish Airlines? El aparato mediático que alimenta nuestra ansiedad se ha vuelto una parte esencial -como una extensión imprescindible- de la experiencia fílmica. Es común hoy que este material extienda e incluso complemente lo que luego veremos en la gran pantalla. Es un fenómeno raro, nadie está libre de esa ansiedad. En un público homogeneizado, conviven comiqueros cuarentones con instgramers de 15 años que van a ver su heroína favorita y sacarse una selfie en el cine.
Hablemos un poco más de esa "ansiedad": a mi me ha tocado sentarme en la Avant Premiere al lado de una pareja que habló durante toda la película, comentando cada una de las escenas. Además, a ella se le escapaba alguna exclamación ("ay es hermosa") siempre que Margot Robbie aparecía en pantalla, mientras él repetía en voz alta los diálogos que ya se había aprendido de los trailers. 
Hay gente que ya no tiene defensa ante el aparato mediático y llegan al cine con la cabeza quemada. Se perdió algo en el camino. Ya ni siquiera hay disfrute cuando -después de meses o incluso años de espera- llega la ansiada película. La sensación de trailer extendido ya no es una falencia del director o los productores, sino del mismo motor que anuncia con bombos y platillos las entregas por venir. El negocio de la ansiedad es el negocio perfecto. Jared Leto quejándose de las escenas eliminadas, las críticas en internet (buenas o malas, ya a esta altura no importa pues el film es un rotundo éxito comercial), todo es parte de la misma neurótica experiencia. Y, lamentablemente, nada de eso tiene que ver con el cine.

4 ago 2016

Ghostbusters (2016)



Una comedia sosa, sin sorpresas, entretenida pero sin mérito alguno para ser recordada después de haberla visto. Como remake resulta decepcionante. 

Sinopsis: Manhattan, Nueva York. Después de casi treinta años sin saber de ellos, los fantasmas y demonios se han vuelto a escapar de los infiernos para destruir la ciudad. Esta vez, el equipo de los Cazafantasmas estará formado por un grupo de cuatro mujeres dispuestas a terminar con cualquier amenaza paranormal.

Ya hemos hablado de los clásicos refritos, una modalidad de la que Hollywood abusa en la actualidad. Los resultados suelen ser dispares, mayormente mediocres o decepcionantes. Esta nueva versión de Cazafantasmas se encuentra en esta categoría. Como reboot de una franquicia que es recordada con mucho cariño por mucha gente resulta fallida. La película sigue los lineamientos de la nueva comedia americana y poco tiene que ver con el film original de 1984. 
El guión y la dirección corren por cuenta de Paul Feig, responsable de aquel clon femenino de The Hangover llamado Bridesmaids (2011), y las olvidables The Heat (2013) y Spy (2015). Ahora, encargado de hacer este clon femenino del clásico ochentoso, es acompañado nuevamente de sus socias habituales, Melissa McCarthy y Kristen Wiig. Las comediantes están muy bien en los roles principales, básicamente repiten sus papeles de películas anteriores (aunque McCarthy un poco más delicada en esta ocasión). Completan el elenco protagónico Leslie Jones y -la que para mí fue una sorpresa- Kate McKinnon, comediante de SNL que supo componer un personaje nuevo, fresco y divertido. Tal vez uno de los pocos aciertos de esta propuesta, que se apoya fundamentalmente en el trabajo actoral. La otra sorpresa la brinda Kevin, el tonto secretario interpretado por Chris Hemsworth, que demuestra su versatilidad para hacer drama, acción y ahora también comedia. 

No mucho más para decir de esta obra que, aunque divierte, no aporta nada nuevo, una comedia pasatista más. El guión está lleno de huecos y repite impunemente elementos, chistes y situacioes de la Ghstbusters original. Esto demuestra como Hollywood usufructúa una marca reconocida para asegurarse la taquilla, aunque el producto final nada tenga que ver. Algunas participaciones especiales, como la de Ozzy Osbourne, me recordaron el humor berreta de producciones locales (como la franquicia de Bañeros). Y los forzados cameos de los cazafantasmas originales terminan por entristecer una película fallida, que ni siquiera cumple con un homenaje digno. 
En Jurassic World, el Indominus rex (lo nuevo) cae en la batalla frente al Tyrannosaurus rex (lo viejo), quien queda en dominio de la isla. Este tipo de guiños se repite en la gran mayoría de los remakes, pues los realizadores de hoy respetan y admiran los clásicos, crecieron con ellos y saben que el lugar en la historia lo ocuparan las obras originales. Así, la escena donde Melissa McCarthy es aplastada de lleno por el hombre malvavisco, toma una significado bastante concreto.
Esta vez el nombre de "Ghostbusters" les ha quedado demasiado grande. 

3 ago 2016

The Conjuring 2 (2016)


Excelente film de terror, James Wan se consolida como el gran director del género en la actualidad. Un nuevo clásico, sin dudas.

Sinopsis: Otro de los casos reales registrados por Ed y Lorraine Warren. Ambos viajarán al norte de Londres para ayudar a una madre soltera con cuatro hijos que vive en una casa plagada de espíritus malignos.


Hace años que el cine de terror viene en decadencia, con films de bajo presupuesto que van de lo meramente convencional a lo directamente bochornoso. Luego de la moda de fantasmas japoneses y luego del gore más explícito, llegaron los "found footage" para quedarse. Películas baratas, mediocres, con directores y actores ignotos pero que son un éxito de taquilla y parecen ser del agrado del público adolescente (con Actividad Paranormal como emblema). Dentro de estos subgéneros, antes de que se bastardeen y distorsionen la calidad y el contenido artístico -o el rigor técnico, al menos-, existen esas obras que perduran porque marcaron una época, porque revitalizaron de alguna u otra manera este género tan vapuleado. James Wan se erige como un pilar firme, inamovible en el mar turbulento de Hollywood. Un realizador que a base de creatividad, experiencia y una mano magistral a la hora de narrar, se ha ganado ya un podio dentro del género -se lo ha llamado "el nuevo maestro del terror" (¡y ni siquiera llega a los 40 años de edad!)-. Después de Saw e Insidious, Wan crea y consolida exitosamente su tercer franquicia cinematográfica con "The Conjuring". 

¿Y cúales son los méritos de esta saga? El cuidado en la narración, el arte, la fotografía, la dirección de actores. Aún estando enmarcada en los más viejos preceptos del cine de terror clásico, The Conjuring 2 confirma lo que ya hizo su antecesora en el 2013, una película de género bien filmada sigue asustando. Allí están todos los clichés, la familia hostigada por presencias malignas, las puertas que se cierran, los sonidos extraños en la noche... todo funciona, porque está todo cuidado, hasta el último detalle. Los colores, las luces, los planos. Cada escena de la película se disfruta, aún con todo lo predecible que puede ser un film de esta índole. 
La historia está basada ligeramente en hechos reales, en lo que se conoce como "el caso de poltergeist de Enfield" sucedido en inglaterra en 1977. Los personajes son retratados con mucha profundidad, así que uno como espectador llega a empatizar con ellos. Repiten en los roles principales Vera Farmiga y Patrick Wilson, aceitadísimos como el matrimonio Warren.
En conclusión, sin ser una obra maestra, la película cumple con creces lo que promete, y eso es: darte un buen susto (estando en la butaca del cine, me he sobresaltado con alguna que otra secuencia y eso es más que meritorio). 

Todavía se encuentran esas obras que revitalizan al género, aquellas con una fuerte impronta autoral. El hermoso homenaje al cine de Carpenter de it Follows (2014), o The Witch (2015), con gran influencia del cine de terror de los años setenta. En esa zona gris, en algún lugar entre el cine de autor y el cine comercial de los grandes estudios, está James Wan, como un artesano que sabe hacer lo suyo. Que cumple, que no decepciona, que puede ser disfrutado por el gran público sin sacrificar la calidad del producto final. Ya ha demostrado su ductilidad como realizador con la ultra comercial Fast & Furious 7 (2015). Esperamos con ansías su incursión en el género de superhéroes con Aquaman para el 2018. 

21 jul 2016

The Big White (2005)


Robin Williams brilla en esta comedia negra, injustamente olvidada.

Sinopsis: Paul Barnell, propietario de una agencia de viajes en Alaska, pasa por un mal momento, pero cree ver la luz cuando descubre un cadáver cerca de su oficina. Pretende cobrar el seguro de vida de su hermano y así poder mudarse junto a su mujer enferma a un lugar más cálido. Pero un peculiar agente de seguros no dejará que Paul se embolse el dinero tan fácilmente y todavía menos un grupo de mafiosos encabezado por un sicario que intenta recuperar el cadáver.


Una película que ha pasado inadvertida -en Argentina no se estrenó en cines-, y sin embargo tiene suficiente mérito para entrar en el ranking de comedias negras. Ese género que tan bien supieron explotar los hermanos Coen y que tiene a Fargo (1996) como su más claro exponente. De hecho, "Un golpe de suerte" (el desafortunado título en español) comparte más de un elemento con ese film. El frío y nevado escenario de fondo, los personajes extravagantes, la trama policial y esa tensión constante, que antes de llegar a la violencia desemboca siempre en situaciones incómodas y patéticas. 

El ignoto director Mark Mylod, con mucha trayectoria en series de TV, ha realizado una gran labor construyendo una historia chiquita pero contundente, que se desenvuelve pausadamente pero con paso firme. Y que le deja mucho espacio a los actores (el casting es otro gran acierto) para que desarrollen sus personajes de la mejor manera. Brilla el trío protagónico conformado por Robin Williams, Holly Hunter, Giovanni Ribisi con labores realmente memorables. Completan el elenco un correcto Woody Harrelson, Tim Blake Nelson (el Steve Buscemi de turno), W. Earl Brown y Alison Lohman. 

Un film más que recomendable que, aún apoyándose en ciertos clichés del género, brilla con luz propia.

2 jul 2016

X-Men Apocalypse (2016)



Una de las franquicias más longevas del género superheróico llega a su sexta entrega con evidentes signos de desgaste. El director Bryan Singer cierra esta segunda trilogía dignamente, aunque sin rasgos destacables.

Sinopsis: Tras miles de años dormido Apocalipsis, el mutante más poderoso que ha existido nunca, despierta y recluta un equipo, encabezado por Magneto, para acabar con toda la humanidad y crear un nuevo orden mundial. El Profesor X y sus jóvenes mutantes tratarán de detener al mayor enemigo contra el que se hayan enfrentado jamás.


Los mutantes han llegado a su tope. Seis películas van ya, sin contar los spin offs (Wolverine, Deathpool) y los recursos comienzan a agotarse. Las situaciones se repiten, se vuelven sosas, sin sorpresas pero también -lo peor de todo- sin alma. El esfuerzo del director es notable. Luego de la grata sorpresa que fue X-Men: Days of Future Past (2014) daba la sensación que la saga mutante había dado lo mejor que podía dar. Apocalypse pareciera confirmar estas sospechas. 
Comencemos por enumerar los puntos más flojos (y más evidentes) del film. El villano que da nombre a la película está completamente deslucido; carece de impacto, de profundidad. Y es un desperdicio de talento pues la interpretación del enorme Oscar Isaac no se luce. ¡Y no es culpa suya, claro! sino de como fue encarado el personaje desde el guión. Su historia y sus motivaciones son chatas y sin atractivo (además de tener un diseño, por lo menos, polémico). Hablamos del primer mutante, inmortal y todo poderoso... sin embargo, no da miedo. El espectador nunca va a sentir una real amenaza. Todo lo épico que debería ser es presentado mediante diálogos (las referencias bíblicas, etc.), nunca llega a sentirse verdaderamente en carne propia. Siguen siendo más complejos e interesantes Stryker o Magneto -por enumerar alguno de los villanos más emblemáticos de la franquicia-. De hecho, estos personajes vuelven a aparecer, lo que alimenta esa sensación de repetición constante (alguien debería avisar al estudio Fox que el cliché de Magnento destruyendo todo al final del film está agotadísimo).

Otro punto flojo es la cantidad de personajes. Un rasgo característico de los X-men y que Singer suele manejar muy bien. Pero en este caso el fan service termina por jugarle en contra -si algo ha demostrado Deadpool (2016) es que la cantidad no hace a la calidad, pocos personajes pero bien implementados en la trama suma mucho más al producto final-.
Y además, se han perdido la oportunidad de mostrar la "cocina" del grupo principal, como se genera la dinámica entre sus integrantes. La escena eliminada del Mall que protagonizan Jean, Scott, Jubilee y Nightcrawler, es un ejemplo de esto. En cambio, han abierto sub-plots que no terminan de cuajar: el trío Xavier-Magneto-Mystique que se introdujo en First Class y se desarrolló en la secuela ahora perdió sentido (Jennifer Lawrence es otro de las tantas figuras desaprovechadas). Algo parecido pasa con Quicksilver y la búsqueda de su padre que parecía iba a cobrar relevancia pero queda inconcluso. ¿Y el insulso "romance" entre Moira y el Prof. Xavier? La retrocontinuidad que tan bien supo explotar el director en Días del pasado futuro, acá no le sirve. Todo está forzado y no suma a la historia, que ya de por sí carece de tensión y de un buen desarrollo.
Los guiños al cómic que realmente van a disfrutar los fans son el cameo de Weapon X, el fénix o los trajes noventosos que se ven sobre el final. Pero nada de esto salva a una película floja y completamente olvidable.

Ante el arrollador éxito de la factoría Marvel Studios, los productos superheróicos de Fox son vistos como de segunda. Pero hay que darle a la franquicia mutante y especialmente a Bryan Singer el reconocimiento que se merecen. Han pasado 16 años desde aquella primera X-men, una de las películas fundantes -junto al Spider-man de Sam Raimi- del género de superhéroes como lo conocemos hoy. Ahí están las bases para que esta franquicia siga creciendo (otra vez, Deadpool así lo ha demostrado), personajes todavía no vistos o poco desarrollados, historias clásicas del cómic (Claremont, Morrison) todavía no exploradas, etc etc. Todo depende de la imaginación y la creatividad del realizador que se haga cargo del próximo film. Y que no repita los mismos errores. Tal vez una película más chica, autocontenida, que no sea esclava de la continuidad, el fan service o los (pobres) FXs. No hace falta un villano superpoderoso que quiera destruir el mundo pues el verdadero atractivo está ahí dentro, en la Escuela Xavier para jóvenes dotados, en los alumnos y profesores que la conforman.

13 may 2016

Captain America: Civil War (2016)


Sin sorpresas pero con una propuesta más que atractiva, llega la nueva película de la factoría Marvel, de la mano precisa y certera de los hermanos Russo. 

Sinopsis: Después de que otro incidente internacional involucre a Los Vengadores, causando varios daños colaterales, aumentan las presiones políticas para instaurar un sistema que exija más responsabilidades y que determine cuándo deben contratar los servicios del grupo de superhéroes. Esta nueva situación dividirá a Los Vengadores, mientras intentan proteger al mundo de un nuevo y terrible villano.


La factoría Marvel ha generado un sistema de producción eficiente y práctico. Las películas salen como si de una fábrica de chorizos se tratara. Repiten su ya probada fórmula de acción, humor y fanservice, con resultados generalmente satisfactorios, aunque desparejos. Son los guionistas y directores implicados los que terminan por levantar un poco el standard y la calidad de la obra (o terminar de hundirla en la mediocridad). Los hermanos Russo ya habían demostrado en su anterior film, su mano experta para crear un thriller de acción, intriga y suspenso, con la usual dosis de gags y chistes a la que nos tiene acostumbrados Marvel Studios. Captain America: Civil War es demoledora, no da respiro. Es entretenida, está muy bien realizada y sobrelleva muy bien los conflictos (terriblemente) dramáticos que sufren los personajes, equilibrando con elegancia tensión, acción y humor.

Los grandes aciertos de esta entrega están primeramente en la historia, un guión muy sólido que -sobre la base que ya construyeron los films anteriores- desarrolla muy naturalmente el conflicto principal. Hay algo de retro-continuidad, los Russo retoman lo que Captain America: The Winter Soldier había dejado abierto y sin explorar: el (polémico) pasado de Bucky como asesino de Hydra. Y lo integran con maestría a otro gran conflicto que las películas Marvel venían esquivando (o que por lo menos se sugería y siempre quedaba fuera de campo), el daño colateral, las muertes y la destrucción masiva resultantes de las batallas de los Avengers. Acá vemos que hay consecuencias, los muertos empiezan a tener caras, nombres (SPOILERS! a partir de ahora, si no la viste, te sugiero que veas la peli y luego vuelvas a leer el resto) como la madre que increpa a Tony Stark por la muerte de su hijo, o Zemo, el ¿villano? de la película. El personaje de Daniel Brühl poco tiene que ver con el del cómic, es un personaje trágico y sus motivaciones son el verdadero pilar del conflicto.
La venganza.
Es el gran tema que nos plantea la película y que nos interpela en gran parte del metraje. En los argumentos de los personajes, en las tragedias que atraviesan (en ese sentido el personaje de Black Panther representa el camino a la redención, casi la única luz de esperanza en un film bastante oscuro y violento). 

Los puntos flojos de la peli exceden a los Russo y tienen que ver con formar parte de una franquicia, de un universo fílmico enorme. Cada película, cada nueva entrega se siente (cada vez más) como parte de un enorme puzzle. Y se vuelven comunes los plots inconclusos, los finales abiertos, las escenas de relleno y los cameos de personajes metidos a presión (la naturaleza episódica del film hace que el título sea anecdótico pues es tanto Capitán América 3, como Iron man 4 o incluso Avengers 3 en alguna medida).
La aparición de Spider-man es una de las "sorpresas" de la película, la esperada versión (finalmente!) que nos ofrece Marvel luego de que Sony cediera los derechos. Su aparición es divertida y produjo en la sala risas generales. A la historia no sólo le suma nada sino que su participación fuerza muchísimo el verosímil y el tono oscuro que se venía construyendo. 
Pero estos son detalles aparte porque, paradójicamente, los Russo han sabido aprovechar y usar los elementos que podían volverseles en contra y usarlos a su favor, en pos de una historia heavy, jodida, adulta. El conflicto político (que en el cómic Civil War es muy diferente, ya que es un conflicto global que implica un registro de todos los superhéroes del universo Marvel) en realidad, es sólo una excusa. Es una olla de presión que termina cristalizando las culpas de todos los personajes, sus remordimientos, sus conflictos internos.


En conclusión, Civil War es una película redondita. Entretenida, con buen ritmo y secuencias memorables (¡la gran batalla entre los dos bandos!). Pero también tiene el mérito de ser la más adulta de Marvel Studios. El gran giro del final es que no hay villano -pues Zemo funciona más como catalizador que como antagonista-, y esa es la decisión más arriesgada que han tomado en esta franquicia de blockbusters. Pues es parte de las convenciones de la aventura y el género superheroico que si los héroes se pelean, un villano en común los va a terminar uniendo nuevamente (quedará tal vez, para una siguiente entrega, la esperada Infinity War). En este caso, el conflicto se vuelve personal, muy personal y el personaje de Tony Stark se revela, por lejos, como el más complejo. La actuación de Robert Downey Jr. merece una mención aparte pues logra volver humano a su personaje, logra que entendamos su lógica. Su dolor, su frustración, su intento por hacer "lo correcto" y, finalmente, su caída al lado oscuro (mi analogía no es casual, recuerden sino el destino trágico de Anakin Skywalker). Entendemos entonces que, como la serpiente que se muerde la cola, se trata de en un círculo de víctimas que se convierten en victimarios que, estando dentro de ese loop eterno de tragedias, están imposibilitados de salvar a otros pues primero deben "salvarse" a ellos mismos.

Más allá de los colores, los efectos, el marketing de #teamcap o #teamironman... esta obra trata temas universales que invitan a la reflexión. La culpa, la venganza, el camino a la perdición, la amistad y la lealtad por sobre todas las cosas. Las elecciones que uno hace que afectan nuestra vida y que también afectan a los demás. Pero sobre todo, el poder inherente en cada individuo de hacer "el bien" o "el mal", de transformar el mundo, pero empezando por uno mismo, por el cambio interno, ese que nos redimirá o nos terminará destruyendo.

28 mar 2016

Batman v Superman: Dawn of Justice (2016)



Un hito histórico del cine fantástico: los superhéroes más famosos del mundo se baten a duelo, en un film tan taquillero como polémico. 

Sinopsis: Ante el temor de las acciones que pueda llevar a cabo Superman, el vigilante de Gotham City aparece para poner a raya al superhéroe de Metrópolis, mientras que la opinión pública debate cuál es realmente el héroe que necesitan. El hombre de acero y Batman se sumergen en una contienda territorial, pero las cosas se complican cuando una nueva y peligrosa amenaza surge rápidamente, poniendo en jaque la existencia de la humanidad.

SOBRE EL GÉNERO
Hace algunos meses declaré que Avengers: Age of Ultron (2015) era el pináculo del género de superhéroes. Ahora, hablar de "género" implica hablar también de los parámetros o delineamientos que lo conforman. Ya han pasado 38 años desde aquel clásico indiscutido que es el Superman de Richard Donner. Mientras que las Batman de Christopher Nolan parecían querer escaparle a las convenciones clásicas, Marvel Studios abrazaba de lleno al género para acercar aún más el cómic al cine. Marvel llevó a cabo además, algo nunca visto en la industria, un universo compartido que ya lleva una docena de películas y varias series de televisión. Con Iron man (2008) sentaron las bases, la ciencia ficción y la comedia de acción fueron parte fundamental de la fórmula. En paralelo, Nolan había integrado exitosamente el drama y el policial negro al género superheroico
En este 2016, hemos llegado a un momento de replanteamiento ¿Qué elementos conforman (y definen) a este género? Age of Ultrón es, en ese sentido, una especie de "cresta de la ola", tras de la cual siguió el inevitable descenso: la desangelada Ant-man (2015), una comedia vacía con personajes sosos que repetía la fórmula hasta el hartazgo (y que cierra de alguna manera -un tanto triste- un capítulo en la filmografía marveliana). La película quedó atrapada en la trampa que la misma Marvel creó, la ida del director Edgar Wright por "diferencias creativas" no es un hecho menor. Todo esto nos hace reflexionar sobre la voz autoral por encima de los productos corporativos, el verdadero valor de los superhéroes como mitos modernos o si el hecho de tener una continuidad que agrupe a todos estos personajes, por más disimiles que sean, tiene algún sentido además de engatusar al espectador (es un elemento intrínseco en los cómics, pero tiene de fondo la idea más pueril del mundo: poder ver a todos esos héroes juntos).

UNIVERSO SNYDER
¿El cine no debería ser subversivo? ¿o al menos invitar a cierta reflexión sobre la realidad que nos rodea? Pensemos en lo funcional que ha sido Whedon o incluso Nolan (cuya versión de Batman estaba libre de las presiones de un universo compartido). En este contexto Zack Snyder surge como una voz incipiente asociada directamente con los comics con sus adaptaciones de 300 (2006) y Watchmen (2009). Mientras que Nolan sobresalía en el ritmo, la narrativa y el guión, Snyder descollaba en lo visual (y vale mencionarlo, con un gran respeto por las obras originales).
En Man of Steel (2013) sentó las bases del nuevo universo DC -como Iron Man había sentado las bases para Marvel-. El tono oscuro, violento, solemne, pero también el cuestionamiento al género y un replanteamiento que todavía trae polémica. La película parecía darle al público todo lo que pedía: ver un Superman en su máximo potencial. Mientras la infravalorada Superman Returns (2006) de Bryan Singer homenajeaba a los clásicos y perpetuaba viejos clichés, Man of Steel proponía algo nuevo pero también mataba de entrada todo lo que conformaba a Superman como el ícono popular que todos -incluídas madres y abuelas- conocemos (EL superhéroe por excelencia, el que dio nacimiento al género en los cómics y, en consecuencia, a todos los demás superhéroes).
Man of Steel ahondaba los caminos de Nolan: naturalismo en la puesta en escena, el drama interno del protagonista, montaje no-lineal, etc. Y le agregaba al cóctel fantasía, ciencia ficción y escenas de acción épicas y grandilocuentes. Así mismo, en Batman v Superman, Zack Snyder tuvo libertad absoluta para profundizar todo lo que ya había planteado en aquel film: las implicancias religiosas (la alegoría manifiesta con Jesus), filosóficas y políticas de tener un alienígena superpoderoso entre nosotros.


BATMAN VS SUPERMAN
Vamos al grano, el film empieza muy bien (y aviso que no me contengo con los SPOILERS!). La presentación recuenta el origen de Batman -que todos ya conocemos- y lo resuelve con mucha elegancia, en un estilo al que Snyder ya nos tiene acostumbrados (ver Watchmen o Sucker Punch): un cuasi-videoclip con un ritmo hipnótico y una estética poderosísima, en el que abundan los planos detalle y la cámara lenta.
La secuencia que abre la película es atrapante y vertiginosa; presentación de Bruce Wayne, humano, impotente, ve como Superman y Zod (dioses de los cielos) destruyen todo a su paso. Usando un punto de vista que recuerda obras como Marvels o Astro City de Kurt Busiek. Ya en estos primeros minutos la peli se hace cargo de un tema muy jodido: el daño colateral. En Age of Ultron, por ejemplo, no se muestran nunca las consecuencias de aquella destrucción como lo hacen acá. BvS se hace cargo al toque y de una manera descarnada nos muestra a una de sus víctimas en primer plano, el personaje de Scoot McNairy, que ha perdido, no sólo a su familia, sino también sus dos piernas.

En adelante, el ritmo de la peli entra en zonas pantanosas, se vuelve tediosa y aburrida. Resultado tal vez de un montaje ineficiente, mezclado con escenas largas, densas y mal filmadas. Snyder decide mostrarnos todo con un estilo de "cámara en mano" por momentos desprolijo, con mucho corte y muchos primeros planos -y planos detalle que no aportan nada-, aún en las secuencias más triviales. La narración se vuelve confusa y no da respiro nunca (deja las cámaras fijas para momentos más contemplativos, cuando Bruce va a la mansión en ruinas o Clark a la montaña a visitar a su padre).
Ni siquiera desde la música hay un respiro, un Hans Zimmer que se luce únicamente en las secuencias de Batman (que en realidad son una variante de la música que ya escuchamos en las películas de Nolan) y que por lo demás, aporta texturas sin mucho carácter y que mantienen ese tono opresivo y deprimente del film durante 2 horas y 31 minutos... ¡sin respiro!

La culpa seguramente sea del director. Hay que darle sí, el crédito por intentar hacer algo nuevo y diferente. Pero se perdió todas las oportunidades de hacer algo, sino divertido, al menos entretenido. Y la pifió en cosas muy básicas, por ejemplo ¡una buena presentación de personajes! La de Batman desde el punto de vista de los policías y la de Superman en el desierto africano... esas son las presentaciones de los protagonistas del film, breves, pobres, poco creativas, flojas. A Batman lo volvemos a ver recién en ese sueño/visión de una realidad alternativa -una de las secuencias mejores logradas (la idea del multiverse llevado al cine es muy atractiva)- y luego cuando intenta robar la Kryptonita, en una persecución de autos muy confusa (Snyder debería pedirle consejos a los hermanos Russo que en Winter Soldier fueron soberbios).


LA BROMA ASESINA... DE LUTHOR
Las actuaciones no lucen. Los personajes tienen motivaciones poco definidas, ambivalentes o simplemente mal fundamentadas. El enfrentamiento entre Batman y Superman se da muy forzado. Y termina abruptamente, en una situación aún menos verosímil (la solemnidad por momentos no se sostiene, se cae, y parece más una deficiencia de los realizadores que una decisión creativa).
Veamos...
- LUTHOR: Supuestamente todo es un plan maquiavélico de un Lex Luthor sacadito (que no tiene nada del Luthor de los cómics), rara mezcla de Mark Zuckerberg y el Joker. No sabemos por qué odia a Superman, o cómo sabe la identidad secreta de los dos héroes. Y la forma en que los manipula es muy burda. Su plan recuerda al del Joker en The Killing Joke... todo muy raro.
La actuación de Jesse Eisenberg da vergüenza ajena. No termina de componer del todo a su personaje, está muy sobreactuado y fuera de tono. Y después de todo ¿cúal es su historia?! 
- SUPERMAN: desangelado, contemplativo, inseguro. Henry Cavill tiene poco diálogo, su Superman es poco expresivo, se queda quieto como una estatua la mayor parte del tiempo y tampoco es muy inteligente, simplemente reacciona ante lo que le ponen delante. Y durante todo el film no toma ninguna decisión de peso, salvo en ese último acto de sacrificio contra Doomsday. Ah y es terriblemente pollerudo (la química entre él y Lois / Amy Adams es nula).
- BATMAN: Ben Affleck no es el mejor actor, sin embargo cumple muy bien con su papel. Este Batman maduro se ve muy bien en pantalla, las escenas de acción que protagoniza son lo mejor del film. Y todo su mundo está muy bien resuelto: la batcave, el batmobile, el traje, los gadgets, hasta Alfred (un enorme Jeremy Irons). La relación entre estos dos es magistral, como espectador entendés mucho cuando Bruce le acerca una taza de café a Alfred (eso es resolver con creatividad y sutileza las cosas!) mientras este le resuelve cómo infiltrarse en la mansión de Lex.
- WONDER WOMAN: no se puede decir mucho de este personaje, Gal Gadot tampoco es una actriz que aporte histrionismo y su participación sólo tiene sentido sabiendo que se viene la película de la Liga (ni siquiera voy a analizar la manera en que presentan los cameos de los demás personajes, Flash, Cyborg y Aquaman... es una vergüenza).
- DOOMSDAY: posiblemente el peor diseño de un personaje en la historia del cine fantástico. No sólo eso, el CGI por momentos parecía no estar del todo terminado y la pelea final no está ni cerca del nivel que vimos en MoS.

Los demás actores (Diane Lane, Laurence Fishburne, Holly Hunter) simplemente están desaprovechados. Y el cameo de Kevin Costner está bien pero tampoco se sostiene esa escena dentro del bodrio que es la película.


CONCLUSIÓN
La paradoja es evidente. En los cómics, el género de superhéroes nace con Superman. Mientras en el cine, el personaje no encuentra su público y su última película intenta reconfigurar las bases mismas del género con un intento claramente fallido. 
Todos los elementos claves que conforman la mitología del superhéroe están ausentes o modificados o (en el peor de los casos) corrompidos. El "Superman emo" de MoS no evolucionó, se estancó. Ante la explosión del Capitolio no busca al culpable, vuela hasta donde está Lois hace puchero y desaparece, como un cobarde. El máximo héroe es, en su propia película, un boludo. Humillado por un Luthor que da lástima y vapuleado por un Batman-más-facho-que-nunca. 
Repasemos algunos elementos clásicos del género: el alter-ego y la identidad secreta. En la peli ya todos saben quién es el otro, es así, no nos detengamos a explicar eso. ¿Y cómo resuelve Snyder la doble faceta de Superman / Clark Kent? simplemente la ignora, Superman y Clark hablan igual y se ven igual. Usted espectador haga la concesión correspondiente!
Qué más... ah si, los héroes no matan. Pero Batman le da con munición gruesa a los criminales y no duda un segundo en bajar un par en el camino.

¿Estamos ante un cambio de paradigma? Mientras Marvel amenaza con repetirse hasta el hartazgo sin arriesgar nada, exprimiendo todo lo que se pueda a la gallina de oro, aparecen estas dos películas. Por un lado Deadpool (2016), la parodia del superhéroe, el chiste sin contenido, la transgresión, el exceso y la violencia gore más cabeza. Por el otro, esta lacónica Batman v Superman, solemne, seria, también violenta pero "realista". Para Zack Snyder esta es la continuación del tópico de Watchmen, que no es otra cosa que la "deconstrucción" del héroe según Alan Moore (¿qué pasaría si los superhéroes existieran realmente?). De hecho BvS toma muchos elementos de un cómic (un "elseworld") que no por nada está fuera de la continuidad de DC: The Dark Knight Returns de Frank Miller, que formó parte -precisamente junto a Watchmen- de ese revisionismo de la figura del superhéroe en los 80´s.

El héroe clásico, noble, incorruptible, que es un ejemplo para la sociedad y que cuenta con todos los valores que dignifican al ser humano, es una figura idílica que ya no existe. Eso es para niños. Los superhéroes ya no son para niños y ya no forman parte de la aventura. Ahora son como nosotros, héroes quebrados, anti-héroes, oscuros, cínicos, neuróticos, psicóticos. ¿Finalmente tenemos los héroes que nos merecemos? Vamos al cine, tal vez esperando que se rediman, mientras comemos pochoclo, vemos el celular y pateamos el asiento del que está adelante nuestro.