13 sept 2008

The Fountain (2006)


Protagonizado por Hugh Jackman y Rachel Weisz, el film fue derecho a DVD (La fuente de la vida, fue su correcta traducción). Las sinopsis sobre The Fountain no son muy claras sobre la trama, en parte por la ausencia de tal (si, es una crítica!). Los primeros minutos pueden confundir porque nos muestran tres "momentos" o historias paralelas. Pero enseguida se esclarece cúal es el conflicto, se presentan los personajes y sus búsquedas: Tom es un cirujano veterinario -interpretado por Jackman, más versátil de lo esperado- obsesionado por la inminente muerte de su esposa izzy -una correcta Rachel Weisz-, que sufre de una enfermedad terminal.
Esa es toda la trama, no hay  mucho más desarrollo de la historia. Pero esta carencia está muy bien disimulada por unas imágenes de ensueño increíbles, por una dirección soberbia y unas actuaciones notables, la presencia en pantalla de los dos protagonistas es casi absoluta.
En paralelo vemos otras dos situaciones: una historia escrita por izzy ambientada en Latinoamérica, en época de la colonización española: Tomas debe buscar el "árbol de la vida" para la reina Isabel (si, otra vez Jackman  y Weisz). Por otro lado, lo vemos a Tom en otro estado de existencia, en una especie de burbuja esperando llegar a la estrella "Xibalba" para... morir y renacer? Claramente es todo una gran metáfora zen sobre la vida y la muerte. El tono existencialista del film está muy bien desarrollado y nos plantea un viaje introspectivo, donde tienen más peso las imágenes, los símbolos y algunos diálogos que la propia historia. 
Sorprende que el director y escritor sea Darren Aronofsky, porque el estilo del film está muy alejado a lo que vimos en Pi o Requiem for a dream. Aunque por momentos se vuelva repetitivo con algunas escenas, el tratamiento estético en The Fountain es muy personal y se nota.  Abundan los primeros planos y los plano detalles, los encuadres simétricos, los símbolos religiosos y guiños a otras culturas.
 
The Fountain es una propuesta original y arriesgada, de las que no abundan. Seguramente no es para todo el público, pero para quien busque algo diferente: no la dejen pasar. No esperen vértigo y giros argumentales, el film va por otro lado. La intención y el mensaje de Aronofsky es claro, tal vez redundante. Pero aún con sus falencias, el director logra crear un cine de autor que hace de la experiencia cinematográfica un hecho artístico particularmente gratificante; verdadera poesía en movimiento.

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