En 1994 aparece en escena un personaje poco convencional: Kevin Smith. Director, productor, escritor y guionista de comics. Con Clerks, su primer largometraje, demuestra todo su talento para contar una historia simple con pocos recursos. En esta presenta muchos de los personajes que volverá a usar en futuros proyectos, tal vez los más reconocidos sean la inseparable dupla Jay y Silent Bob (interpretado por el propio Smith).
La película muestra un típico día en la vida de Dante y Randal, dos jóvenes empleados de un supermarket y un videoclub respectivamente. Somos testigos de su rutina diaria y de una sucesión de eventos que, cuales sketches en un programa cómico de tv, buscan hacernos reír. Los chistes son vulgares y tontos, a veces, solo gags que no aportan nada al argumento pero justamente eso es lo que buscan ser. Claro que en el fondo existe una historia y ¿acaso también un mensaje, una crítica sobre el grado de mediocridad y conformismo al que puede llegar el ser humano?
No lo sé, pero lo cierto es que el verdadero estilo personal de Kevin Smith se ve reflejado en los diálogos que son geniales; muy mordaces y llenos de malas palabras, y llegan a ser tan banales como profundos. Es su marca de fábrica y es lo que caracteriza toda su obra. Podemos presenciar por igual debates de Star Wars, sexo, superheroes y todo tipo de análisis de usos y costumbres de las personas en, por ejemplo, un supermercado.
Este realizador ha ganado numerosos premios y cuenta con un público fiel que está atento a todos los guiños de sus películas. Lejos de ser una obra maestra, Clerks se disfruta como lo que es: un film independiente sin grandes pretensiones pero resuelto originalmente, una comedia liviana, una bocanada de aire fresco.
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