Cuando escuché que Sillvester Stallone traía de vuelta a sus personajes clásicos, siendo él mismo guionista y director, esperé lo peor. Para mi sorpresa y la de muchos, Rocky Balboa (2007) fue un producto bien elaborado, un drama con mucha nostalgia con una excelente escena final sobre el cuadrilátero. Y este año le tocó a John Rambo, que también sale muy bien parada.
El film, que cuenta una historia muy chiquita del personaje, tiene todos los ingredientes que hicieron famosa a la saga y además, logra cerrarla de forma creíble. El principio nos presenta en una excelente secuencia de imágenes de TV la situación de Birmania. Una vez más Rambo se ve envuelto en zona de guerra, contra su voluntad para rescatar a alguien y hacer lo que mejor sabe hacer. Pese a sus limitaciones actorales y su avanzada edad, Stallone logra un Rambo verosímil. Y detrás de cámara vuelve a sorprender con una película de acción brutal y bien construida.
Se plantean livianamente algunas cuestiones sobre la guerra, cómo se pueden cambiar las cosas para bien dentro de tanto caos y muerte sin sentido. Claro que la morbosidad y violencia a la que nos tiene acostumbrados el cine actual no falta en Rambo, donde se ven imágenes explícitas de mutilaciones, niños masacrados y gente volando en mil pedazos. Pero, así es la guerra... no?
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