La filmografía de Christopher Nolan está plagada de éxitos. Desde la última franquicia del hombre murciélago hasta esa joyita que lo hizo famoso llamada Memento (2000). Simplemente no puede ser coincidencia esa seguidilla de aciertos, en cada una sus películas demostró un talento nato para contar buenas historias.
Y esto lo confirma su opera prima. Justo antes de hacerse conocido y de acaparar elogios de crítica y público, Nolan escribió y dirigió este pequeño film independiente de bajísimo presupuesto (porque será que siempre son en blanco y negro?!) donde da muestras de todo su potencial.
Trata sobre un joven escritor que empieza a seguir a las personas al azar y, como se imaginan, termina cruzándose con gente que lo llevará por mal camino. Es, sobre todo, un film de misterio narrado al mejor estilo Nolan. Su forma de desarmar las escenas es magnifica, la historia está inteligentemente fragmentada y todo cobra sentido sobre el desenlace. Su estructura argumental anticipa un poco lo que haría años después con The Prestige (2006), otro excelente film de suspenso (y magia, claro) con sorpresas y giros argumentales.
Seguramente se le puede hacer más de una crítica. Las actuaciones son tirando a flojas, por ejemplo. Pero la verdadera estrella está detrás de cámara. Al ver Following es difícil imaginar al mismo director a cargo de una mega-producción multimillonaria como es The Dark Knight; demuestra como con solo 2 pesos, creatividad y talento se puede conseguir un producto más que digno. Y eso es para aplaudir.
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